Jaqué, un destino para vivirlo

No recuerdo cuando fue la primera vez que visite Jaqué.  Sólo sé que allí vi uno de los atardeceres más hermosos que he visto en mi vida.  Corrí por mi cámara, pero upps! el sol corrió y se escabulló.  No lo pude captar, se fue, se escondió tan rápido que parece que hizo carreritas conmigo a ver quién llegaba primero.   Lo cierto es que prometí que algún día volvería, caminaría por su playa y captaría ese atardecer que enamor, que paraliza y que te obliga a pensar “tengo que volver a verlo”.

Esta belleza natural está en la indómita provincia de Darién en Panamá.

Y como me enseñaron que lo prometido es deuda, aunque sea una promesa al viento, pues volví.  Volví y lo esperé, así como una novia espera al novio en el altar: ansiosa, atenta y por supuesto enamorada.   Y así, pasaron los minutos en una playa solitaria.  Una parejita caminaba de la mano, la foto perfecta para una silueta en contraluz.

Así fue cayendo en sol, ocultándose tras la montaña, en sintonía perfecta con las olas.   Amé ese momento, fue un éxtasis total, perfecto.  Mi cámara alcanzó a captar cada paso de su huida.  Y prometí volver, y volver y volver.  No es fácil llegar a Jaqué, o lo haces por mar o por aire, aunque el mar por esas tierras tiene cada historia que mis opciones se reducen a llegar por aire.   Y no es que sea cobarde!!! Para nada, digamos que he aprendido a amar la vida cada vez más.

En Jaqué tampoco hay hoteles cinco estrellas, pero si hay cuartos de alquiler y lo mejor que tiene este poblado es que sus historias superan el millar.  Los días pasan lentos y los recorridos son cortos.  En el lugar perfecto para descansar, para reencontrase a uno mismo, para conocer gente genuina, con vidas hermosas y simples.

Vaya preparado porque no la señal de celular no es muy buena, muchas veces ni siquiera hay. Se puede comer en fonditas locales, donde encontrará comida corriente, siempre es bueno entablar amistad con la gente del área, así siempre recordarán que usted llegará a comer.  Es recomendable comprar agua embotellada, llevar ropa muy cómoda, y por supuesto repelente para mosquitos.

Volveré, algún día volveré. 

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