Hoy les traemos una entrevista con una artesana, que hace del jabón una obra de arte.
- ¿Cómo nació Jabonella Panamá?
Hace más de 3 años, estaba buscando alternativas para recrearme, pues tenía una carga considerable de trabajo; y a la vez iniciarme en algo artesanal que pudiera desarrollar un negocio para el momento de mi jubilación. Realmente inicie haciendo velas y pintando latas y botellas, hasta que un día vi un jabón totalmente diferente y fue amor a primera vista.
- ¿Qué es lo más difícil de este arte?
Lo más difícil es conseguir la materia prima, sobretodo la glicerina. Todo lo tengo que importar. Pero también, es decidir el diseño del jabón, pues tienes algo en mente y al momento en que lo estas haciendo, terminas haciendo otra cosa. Por eso, es muy importante tener disciplina en el diseño, ya que se ha tomado el tiempo en realizar los preparativos de moldes, aceites, colores.
- ¿Tiene mercado?
En el país se encuentran muchas personas que han decidido cambiar a un estilo de vida más saludable y compran artículos artesanales para su uso diario, sobretodo con los jabones saponificados. Igual sucede con los jabones de glicerina, pero estos últimos debido a sus diseños temáticos, las personas suelen dejarlos de adornos o darlos como recordatorios de eventos. Aunque igualmente, contienen propiedades que son de mucho beneficio para la piel. Aun hay trabajo que hacer, educando a la comunidad de la importancia de consumir productos naturales, realizados por un artesano, pues impacta directamente en la economía familiar.
- ¿Son naturales, cúal es su composición básica?
Ya sea los jabones de glicerina o saponificados, que también se les conoce como proceso frío, son jabones naturales. Utilizamos aceites esenciales y aceites de oliva, coco, jojoba, neem, tamanu, entre otros; y mantecas tales cómo cacao o karité. Todos los jabones se hacen a partir de la sosa o lejía, que es la combinación de agua e hidróxido de sodio. Al combinar la sosa con los aceites, se inicia el proceso de saponificación o formación del jabón. Por eso se dejan curar 6 semanas. ya que pasado ese tiempo, la sosa ya ha salido del jabón y están listos para usarse, sin que ocasione alguna irritación a la piel. Nuestros jabones no contiene aceite de palma, por la situación de deforestación, amenaza a la biodiversidad y el atropello a los pueblos indígenas dónde se cultiva. Aunque se puede comprar el aceite de palma de empresas que sean certificadas por los anteriores criterios, preferimos no utilizarlos.
- ¿Cuánto tiempo del día dedica a fabricarlos?
Es depende de los pedidos para eventos o los stocks que vendemos sueltos, pero todos los días hacemos jabones, ya que siempre estamos creando nuevos diseños.
- ¿Qué fue lo más difícil al momento de pensar en este emprendimiento?
Lo más difícil fue dar el primer paso. Te planteas, que quieres hacer jabones, pero no tienes la más remota idea. Entonces te toca educarte en el tema, investigar, hacer los primeros jabones y sobretodo aprender de aquellas personas que ya tienen años de experiencia. Es como si fuera un cambio de carrera.
- ¿Qué otras cosas hace?
Aparte de hacer jabones de glicerina y proceso frío, ofrecemos exfoliantes, bálsamos, bombas de baño y burbujas de baño. Hacemos velas de cera de abeja, parafina y de gel. También nos apasiona transmitir nuestros conocimientos a otras personas, por lo que ocasionalmente impartimos talleres.
Un mensaje para todos…
Al apoyar al artesano, estás contribuyendo a rescatar y mantener las tradiciones, ya que esta puede ser pasada de generación a generación, creando nuevos emprendedores y reduciendo la línea de pobreza. De esta forma, estas apoyando a la economía sostenible y el comercio justo, ya que se contribuye al sustento familiar directamente.
Contactos:
Ana María de Lindsay
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