Con tan solo 8 millones y medio de habitantes, Suiza es el cuarto país más rico del mundo. Es altamente reconocido por su relojería, sus chocolates, y Los Alpes que nos recuerdan a la inolvidable Heidi corriendo por la pradera. Está en el centro de Europa, tiene ciudades cosmopolitas, históricas, y lagos idílicos. Y si visita Suiza; Zúrich y Ginebra abren las puertas a todos para mostrar la belleza de éste país.
Suiza es un país montañoso, con lagos, aldeas y las altas cimas. Con barrios medievales, monumentos como la torre del reloj Zytlogge, y el puente de madera de la capilla en Lucerna. Famoso por sus centros de esquí y los senderos de excursionismo. Sea de la forma que viaje, le recomendamos recorrer las carreteras para disfrutar de los paisajes, y de los pintorescos pueblos llenos de encanto e historia. Tiene lugares donde hay nieve durante todo el año, lo que permite practicar los deportes de invierno en cualquier momento. Tanto Zúrich como Ginebra tienen la magia que les da tener un enorme lago, son ciudades con personalidad, con glamour, y con mucho que ofrecer.
Zúrich es moderna, y se ha constituido en el motor económico y cultural, tiene una cantidad impresionante de cafés, y tiendas de las más famosas del mundo, con toda clase de productos, unas muy lujosas; pero también encontramos cultura, mucha cultura que través de galerías de arte y librerías nos muestra una riqueza a otro nivel; más de 50 museos, multitud de edificios señoriales. Así es ésta ciudad: exuberante, acogedora, moderna y antigua.
Todos esos cafés que bordean el lago de la ciudad se transforman en bares y restaurantes nocturnos, dando un ambiente muy cosmopolita y agradable. La vida nocturna en Zúrich se desarrolla en un ambiente sofisticado, que atrae a visitantes de todas las latitudes. Es contraste a cada paso.
En Suiza le ofrece a sus residentes y visitantes una de las mejores condiciones de vida en todo el planeta, y en el caso de Zúrich adicional a su aporte económico y cultural, es un ejemplo en el nivel educativo y de investigación. Dos ejemplos de ello son la Universidad de Zúrich y la EHT Zürich o Universidad politécnica suiza, construida entre 1858 y 1864 por Gottfried Semper, de la que han salido nada menos que 21 premios Nóbel.
Y si está en Zúrich no puede dejar de visitar:
- Kunsthaus: Es el museo de arte más importante de Suiza. En sus salas, acoge una colección de los períodos más importantes del arte europeo desde la edad media hasta la actualidad.
- Bahnhofstrasse: Milla de Oro de la banca con exclusivas galerías para pasear o realizar compras en las más famosas tiendas de moda, joyas o relojes, todo ello rodeados del encanto de viejos y nuevos cafés en los que disfrutar del encanto cosmopolita de Zúrich.
- Zoológico de Zúrich: Con una nave de sistema ecológico de 11 mil metros cuadrados, con cientos de variedades animales y plantas de la selva pluvial Masoala de Madagascar.
- Casco antiguo: Adentrarse por la Augustinergasse, con sus galerías de arte, tiendas de antigüedades y librerías es un destino ideal durante el día. Por la noche, sus calles se inundan de ambiente multicultural que convierten el centro en el lugar preferido para el entretenimiento y la diversión.
Ahora hablemos de Ginebra, conocida como la Capital Mundial de la Paz
Ginebra es una ciudad internacionalizada, en donde se habla básicamente francés. Hay que decir que en Suiza escucharemos alemán, francés, italiano y romance, todos idiomas oficiales; así no extraña que en Ginebra esté la sede europea de la ONU y de la Cruz Roja, y desde aquí se manejan congresos y exposiciones de todo el mundo. También se levanta a orillas de un lago, y es custodiada por las cumbres de los Alpes franceses.
Aquí también convergen los mejores vinos de la región, muchos procedentes de los viñedos de la zona occidental donde el invierno es más leve y el verano se distingue por ser cálido. Para el visitante, son de interés los buenos vinos procedentes de los viñedos de la zona sudoccidental de Suiza, de clima continental, suave en invierno y cálido en verano. Ese delicioso vino puede ser acompañado por la gastronomía tan variada de los restaurantes de Ginebra.
De paso, luego de beber y comer no se pierda éstas bellezas:
- El Jet d’Eau: Un surtidor de agua de 140 metros de altura.
- La Catedral de Saint-Pierre: Desde la torre Norte de la basílica de tres naves en el casco antiguo se disfruta de la ciudad y el lago.
- Palacio de las Naciones Unidas: Cruzando el portón enrejado de la ONU, el visitante estará en territorio internacional.
- El Museo Internacional de la Cruz Roja: Es lugar donde nació la Cruz Roja Internacional. Allí está el único museo dedicado a la historia y a la labor de esta organización.
- Cruceros por el Lago Lemán: Pase revista a los castillos y residencias; a los panoramas idílicos de paisajes y montañas a bordo de un barco.
- El Viejo Carrouge: Una ciudad bohemia, llena de terrazas con el encanto de los viejos tiempos.