El Mundo

Bajo la nieve de San Petesburgo

Cada época del año tiene su encanto particular, todo depende de la preferencia de cada quien; y si está planeando un viaje para la temporada invernal, San Petesburgo será una opción fantástica. San Petersburgo es la segunda ciudad rusa en importancia, está a 713 kilómetros al norte de Moscú, situada a lo largo de la bahía del Neva del golfo de Finlandia. Es una ciudad muy hermosa, llena de palacios, museos, catedrales y monumentos históricos. Es muy conocida por ser una ciudad puerto, en el mar Báltico. Fue la capital rusa durante 2 siglos, luego que Pedro el Grande la fundara en 1703, allí luce imponente la estatua del “Jinete de Bronce” que representa a la figura de Pedro.   Aunque la capital está en Moscú, San Petesburgo sigue como el centro cultural; si algo va a encontrar con toda seguridad son lugares como el moderno Teatro Mariinsky, donde se presenta ópera y ballet, y el Museo Estatal Ruso que muestra el arte nacional, desde pinturas de íconos ortodoxos hasta obras de Kandinsky. Lo que debe tener muy presente es que el frío le puede parecer intenso, pero para todo hay remedio; asegúrese de llevar la ropa adecuada; desde ropa interior térmica, pasando por pantalones y camisas térmicas que irán debajo de su atuendo. Importante!! Los guantes y sus botas deben ser especialmente para el clima. Con todo esto, estará listo para ver paisajes preciosos sin morir de frío. Prepare su cámara, su ánimo y su maleta porque será un viaje muy especial.; totalmente diferente a la que verá en el verano. Si proviene de un país tropical, su experiencia será a otro nivel, inolvidable. Para comenzar todos los canales y el río estará congelado, por lo que se verá como una enorme carretera, y no se sorprenda si ve a un pescador en su paso En la principales plazas a principios de diciembre se montan los árboles navideños y las calles son muy bien iluminadas. En la Avenida Nevsky, se organiza una Feria de Navidad. En Rusia es más importante la fiesta que marca el fin de año o Novy God en ruso. La Navidad como se conoce en occidente es un día normal, que solo celebran los católicos residentes, pero sin ser nada oficial, la Navidad ortodoxa se celebra el 6 de enero. Por esos días la temperatura oscila entre 0º y -25ºC; eso es lo usual, sin embargo hay inviernos más crudos que otros en los que el termómetro puede marcar -40º. La media es de unos -5ºC.  Creo que ya está listo para comenzar a conocer el San Petesburgo invernal. Caminata mañanera. Aunque esté nevando es muy probable que su bienvenida sea un precioso cielo azul, coronado por un sol brillante que aunque está allí parece no calentar nada. Disfrute de los paisajes. Es muy probable que no encuentre mucha gente en la calle, a la mayoría le gana el apetecible calorcito de la cama; ellos se perderán esos deslumbrantes tonos naranja que se cuela entre los edificios. Caminar es lo mejor para conocer la ciudad, en la que la arquitectura cautiva. Vaya hasta el muelle de la isla Vasilievski, y deténgase en Strelka que está al extremo, cruce el puente y llegará hasta la Plaza del Palacio. Ohhh allí las fotos serán un espectáculo. Teatros. Para la época invernal suelen iniciar las nuevas temporadas, habrá mucho que ver, por algo es considerada la ciudad cultural. No hay espacio para aburrirse, anote en su lista el Teatro Mariinsky, Alexandrinski, teatro del Hermitage o el teatro Mijáilovski; tienen una variedad de actividades que le tomará bastante de su tiempo. Recuerde que tiene la opción de comprar las entradas online. La ciudad de los clásicos. Se dice que los escritores rusos amaban San Petesburgo, y en realidad razones sobran porque la ciudad emite magia, y contagia de su vibra. Hombres como Fiódor Dostoyevski, describió ésta ciudad entre las páginas de sus novelas, días coloreados de gris, húmedos y fríos, pero con una belleza inigualable. Si ha leído sus obras de seguro reconocerá los parajes. Es obligatorio visitar la isla Yelagin, la que será muy divertida, sobre todo si va con niños. En el parque central de la isla, el parque Kirov está lleno de ardillitas siberianas, cabras de Camerún, burros, cisnes, gansos y renos. Muchos de estos animalitos se dejan tocar, y fotografiar. Los niños la pasarán muy bien, y los recuerdos que se guarden quedarán para siempre. Verá que el frío habrá quedado olvidado. Lo mejor de visitar la ciudad en invierno es que no está abarrotada de turistas. Pasear por el Monasterio de Alejandro Nevski, donde se encuentra el cementerio de Lázaro, la tumba de Agustín de Betancourt y el cementerio de los artistas: Dostoievskiy, Tchaikovskiy, Glinka, Rimski-Korsakov, Musorgskiy, es un sueño. Por último, no deje de disfrutar de la gastronomía rusa que puede encontrar en cualquiera de los muchos restaurantes, no olvidará el exquisito caviar y alguna copita de vodka que nos ayuda a entrar en calor, el buen té, café y la cerveza de San Petersburgo, la Báltica. Que lo disfrute mucho!!!

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La perla del sur de Francia: Montpellier

La costa sur de Francia está llena de ciudades con una enorme oferta cultural. Son pequeñas, y aunque son diferentes a primera vista, en su esencia son muy similares.   Y en esa hilera de ciudades hermosas tenemos a Montpellier, a tan solo 10 km de la costa del mar Mediterráneo, y que forma parte de ese grupo de lugares que uno no puede dejar de visitar en la costa francesa, tan llena de glamour, historia y aire medieval. Esta ciudad está llena de estudiantes, y amantes del arte. La imponente catedral gótica de San Pedro de Montpellier, conocida por sus torres cónicas, data del año 1364. Está en una urbanización elegante y moderna con un diseño neoclásico. Las pinturas de los Maestros Antiguos franceses y europeos se exhiben en el Museo Fabre. En Montpellier da gusto caminar, es una ciudad antigua pero muy vibrante porque hay mucha juventud en sus calles. Hay arte callejero que hace de las tardes un tiempo muy ameno. La Place de la Comédie que es el corazón de Montpellier, está siempre lleno de gente, y es de forma ovalada. Corazón latente de Montpellier, la plaza de la Comedie es EL lugar ineludible de Montpellier, constituye uno de los espacios peatonales más amplios de Europa, dominado por la ópera Comedie. En el centro, se encuentra orgullosamente ” les 3 grâces “, estatua-fuente creada en 1773. El lugar ideal para ver la ciudad vivir, y animarse. Un museo para visitar sin poder obviarlo porque además está considerado como uno de los museos más hermoso de Bellas artes en Europa, es el museo Fabre de Montpellier Mediterranee Métropole es un monumento de excepción que mezcla estructura antigua y moderna. Acoge obras europeas del Renacimiento hasta nuestros días, y dispone de un ala totalmente dedicada al artista contemporáneo Pierre Soulages. El museo ineludible de la ciudad. Si hablamos de ciudades con aire medieval, Montpellier se pone a la cabeza de la lista; posee numerosos callejones medievales, símbolos de su orgulloso pasado. Calle de Valfère, calle del bras de fer, calle de l’Argenterie trasladan a una época antigua, una sensación de estar en otro lugar, en otra época. Todo invita a perderse en estas calles estrechas, y viajar en el tiempo. Puertas macizas, patios anchos y alumbrados, escaleras a balaustradas de hierro forjado, Montpellier cuenta cerca de 80 hoteles particulares edificados en la época clásica. Detrás del museo se puede llegar al centro histórico de Montpellier y descubrir alguno de los lugares más destacado como la Plaza Saint Roch, que luce un espectacular en una de las fachadas que la circunda; la espectacular catedral gótica de Saint Pierre; o la calle Foch que lleva al arco de triunfo construido a finales del XVII para sustituir una puerta de la muralla. Montpellier puede presumir tener la facultad de medicina más antigua del mundo y una de las universidades con tradicionales de Francia donde estudiaron personas ilustres como Nostradamus, Arnau de Vilanova o Ramon Llull, entre otros. En la actualidad, el antiguo colegio real de medicina acoge La Panacée, un centro de cultura contemporánea donde se encuentra el arte y la creación en una mezcla de diferentes disciplinas artísticas. Es un espacio de vida y de experiencias artísticas donde viven y discuten los artistas, el público y los estudiantes que residen aquí y en el que además se pueden descubrir las propuestas gastronómicas del Café de la Panacée, al frente del cual se encuentra el joven cocinero catalán Benji Vicens. Montpellier ha conocido un fuerte desarrollo urbanístico y se han construido barrios nuevos que han acercado el centro de la ciudad al mar. Uno de ellos es Antigone, edificado en los años ochenta y que une el casco antiguo con el río Lez, que desemboca en el Mediterráneo en menos de ocho kilómetros. Otras de las zonas nuevas de Montpellier son la futurista Odysseum y Port Marianne, que destaca por dos proyectos muy singulares: la tienda de muebles y accesorios RBC Design Center, de Jean Nouvel, y el magnífico y colosal edificio del ayuntamiento proyectado también por Nouvel y el arquitecto local François Fontès. Es una ciudad para caminar, disfrutar de la tranquilidad de las ciudades pequeñas y no tan concurridas. Aproveche cada segundo, hay que ver todo.

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Lyon, entre el pasado y presente

Al planear un viaje a Francia muchos pensarán en Paris, visitar la Torre Eiffel es casi obligatorio, quizás incluyan Marsella en su recorrido por ser una ciudad importante; pero hay una ciudad que debería entrar en su lista de visitas, es una de las ciudades más importantes de Francia. Está situada en el sudeste, en la región de Ródano-Alpes, donde confluyen los ríos Ródano y Saona: es Lyon. Es una ciudad muy importante para la comunicación norte-sur de Europa, posee una gran red ferroviaria y un aeropuerto internacional. Lyon está a 470 Km. de París, 320 Km. de Marsella y 630 Km. de Barcelona. Fue capital de los galos durante el Imperio romano, y en la Edad Media, fue una ciudad comercial donde las ferias eran muy concurridas, luego centro financiero desde el Renacimiento al final del siglo XIX. Lyon se puede definir históricamente como una ciudad industrial, donde se destacan las industrias petroquímicas, farmacia y las biotecnologías.   Por otra parte, Lyon es la segunda ciudad estudiante de Francia, después de París, con cuatro universidades y varias Grandes Escuelas. Toda esa historia se conserva en un invaluable patrimonio arquitectónico de las diferentes épocas. Dos mil años de historia han dejado sus huellas sucesivas en el paisaje urbano. Y el casco antiguo de Lyon ha sido clasificado como patrimonio mundial de la UNESCO. “Lyon, ejemplo eminente del establecimiento humano, representa un testimonio excepcional de la continuidad de la instalación urbana durante más de dos milenios” ha declarado el Comité del Patrimonio mundial de la UNESCO. Junto a Burdeos, es uno de los espacios más vastos inscritos dentro del patrimonio mundial.  En la línea hay espacios declarados como: la colina de Fourvière y sus emplazamientos antiguos, el casco antiguo (Vieux Lyon) medieval y renacentista, la península clásica y hausmaniana, la colina de la Croix-Rousse, patrimonio urbano del siglo XIX asociado a los Canuts (obreros de la seda) y la orilla izquierda del río Ródano, testimonio del desarrollo industrial y tecnológico de la ciudad (barrios de Brotteaux, Part-Dieu y Gerland). Los amantes de la arquitectura tienen en Lyon un auténtico tesoro que se encuentra en muy pocas ciudades.  En la actualidad, la vida de la ciudad está en sus monumentos, sus centros culturales, sus restaurantes y hoteles. Una zona que continúa su modernización y la conservación de sus edificios. Uno de sus encantos son los viejos barrios con pequeñas callejuelas, a las que se le conoce como “traboule“. Estos pasajes permiten atravesar los edificios de una calle a otra cruzando por los patios de estos edificios. La ciudad de Lyon ejerce una atracción importante a nivel nacional y europeo, tanto desde el punto de vista económico como social y cultural. El casco histórico forma parte del patrimonio de la Humanidad e la UNESCO. Pero Lyon también es una ciudad de arte contemporáneo.    En un tiempo Lyon fue llamada Lugdunum (colina de la luz o colina de los cuervos). Lyon adquiere esa dimensión europea con el desarrollo de los transportes, las infraestructuras y los equipamientos culturales, además de la creación en 1960 del centro de negocios de la Part-Dieu, donde se encuentra la estación ferroviaria.   En los años 80 este urbanismo recibirá un nuevo impulso a fin de mejorar las estructuras de la ciudad. Enormes obras de acondicionamiento se llevarán a cabo en lugares estratégicos, al mismo tiempo que se crea una política de valorización del territorio. En algunas décadas, Lyon se convierte en una ciudad donde conviven armoniosamente el pasado y el presente.

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Las imperdibles ciudades Suizas

Con tan solo 8 millones y medio de habitantes, Suiza es el cuarto país más rico del mundo.   Es altamente reconocido por su relojería, sus chocolates, y Los Alpes que nos recuerdan a la inolvidable Heidi corriendo por la pradera. Está en el centro de Europa, tiene ciudades cosmopolitas, históricas, y lagos idílicos. Y si visita Suiza; Zúrich y Ginebra abren las puertas a todos para mostrar la belleza de éste país. Suiza es un país montañoso, con lagos, aldeas y las altas cimas. Con barrios medievales, monumentos como la torre del reloj Zytlogge, y el puente de madera de la capilla en Lucerna. Famoso por sus centros de esquí y los senderos de excursionismo. Sea de la forma que viaje, le recomendamos recorrer las carreteras para disfrutar de los paisajes, y de los pintorescos pueblos llenos de encanto e historia. Tiene lugares donde hay nieve durante todo el año, lo que permite practicar los deportes de invierno en cualquier momento. Tanto Zúrich como Ginebra tienen la magia que les da tener un enorme lago, son ciudades con personalidad, con glamour, y con mucho que ofrecer. Zúrich es moderna, y se ha constituido en el motor económico y cultural, tiene una cantidad impresionante de cafés, y tiendas de las más famosas del mundo, con toda clase de productos, unas muy lujosas; pero también encontramos cultura, mucha cultura que través de galerías de arte y librerías nos muestra una riqueza a otro nivel; más de 50 museos, multitud de edificios señoriales. Así es ésta ciudad: exuberante, acogedora, moderna y antigua. Todos esos cafés que bordean el lago de la ciudad se transforman en bares y restaurantes nocturnos, dando un ambiente muy cosmopolita y agradable. La vida nocturna en Zúrich se desarrolla en un ambiente sofisticado, que atrae a visitantes de todas las latitudes. Es contraste a cada paso. En Suiza le ofrece a sus residentes y visitantes una de las mejores condiciones de vida en todo el planeta, y en el caso de Zúrich adicional a su aporte económico y cultural, es un ejemplo en el nivel educativo y de investigación. Dos ejemplos de ello son la Universidad de Zúrich y la EHT Zürich o Universidad politécnica suiza, construida entre 1858 y 1864 por Gottfried Semper, de la que han salido nada menos que 21 premios Nóbel. Y si está en Zúrich no puede dejar de visitar: Ahora hablemos de Ginebra, conocida como la Capital Mundial de la Paz Ginebra es una ciudad internacionalizada, en donde se habla básicamente francés. Hay que decir que en Suiza escucharemos alemán, francés, italiano y romance, todos idiomas oficiales; así no extraña que en Ginebra esté la sede europea de la ONU y de la Cruz Roja, y desde aquí se manejan congresos y exposiciones de todo el mundo.   También se levanta a orillas de un lago, y es custodiada por las cumbres de los Alpes franceses. Aquí también convergen los mejores vinos de la región, muchos procedentes de los viñedos de la zona occidental donde el invierno es más leve y el verano se distingue por ser cálido. Para el visitante, son de interés los buenos vinos procedentes de los viñedos de la zona sudoccidental de Suiza, de clima continental, suave en invierno y cálido en verano. Ese delicioso vino puede ser acompañado por la gastronomía tan variada de los restaurantes de Ginebra. De paso, luego de beber y comer no se pierda éstas bellezas:

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Viena, una ciudad musical

La ciudad de la música, la ciudad mágica. Esa, es Viena. Es un lugar que atrae, no solo por su arquitectura, su tranquilidad, y su historia; sino porque es muy limpia, muy segura y con excelentes servicios públicos.   Poco a poco ha logrado fama entre los viajeros, a tal punto que en el 2017 llegó a contar 43 millones de visitantes. ¿Y porque Ciudad de la Música? Razones sobran: allí compusieron y estrenaron algunas de las más bellas obras de los grandes maestros: Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Antonio Vivaldi, los Strauss (padre e hijo), Franz Schubert, Joseph Haydn, Richard Wagner, Johannes Brahms, es la cuna de Herbert von Karajan, probablemente el director de orquesta con más personalidad del siglo XX. Y por supuesto, no podemos dejar por fuera al coro más conocido del planeta: los Niños Cantores de Viena. Entre otros atractivos están los grandes edificios, como palacios, museos, monumentos; y por supuesto sus parques donde tendrá la oportunidad de descansar de los recorridos tomando un café al aire libre. Y bueno, si ya decidió visitar ésta joya europea le recomendamos algunos lugares que son imperdibles en ésta vuelta. La Biblioteca Nacional, es una belleza! No solo por su arquitectura, que es de estilo barroco, sino porque allí encontramos más de 8 millones de documentos: libros, documentos, mapas, libros antiguos, y hasta papiros. Sus estanterías están llenas de antigüedades, sus paredes de bellas pinturas, y sus pasillos de esculturas.   Está ubicada al lado del palacio de Hofburg, cuenta con una hermosa sala imperial. Esta edificación data del siglo XVIII. El Palacio de Schönbrunn es uno de los favoritos de los turistas.   Aquí vivió una famosa emperatriz Isabel de Austria, quien era conocida como Sissí. Sus jardines son enormes, sus salones y dormitorios muy lujosos y con objetos muy antiguos, que fueron pertenencias de la antigua familia imperial. Se cuenta con una guía auditiva que permite hacer la visita cómodamente, al ritmo propio que da la oportunidad de detenerse y avanzar según su criterio. Está bastante cerca del centro, a menos de 8 kilómetros y se puede llegar en metro, tranvía o autobús. El Palacio Belvedere es otro de los imperdibles. Consta de dos edificios, conocidos por el Alto y el Bajo. Este palacio, de estilo barroco, fue el palacio de verano del Príncipe Eugenio de Saboya, y es muy fácil e ubicar y de llegar en metro.   Sus jardines son bellísimos, y en sus instalaciones podemos apreciar obras de arte como la del maestro Gustav Klimt, El Beso. El Stadtpark es un parque que fue abierto al público en 1862, está en el centro de Viena y es uno de sus más famosos espacios abiertos.   Es muy visitado por turistas y residentes porque permite desconectarse por completo del entorno, y al estar en el centro de la ciudad se facilita para todos el acceso.  En este espacio encontramos el monumento dorado a Johan-Strauss. La Ringstrasse es una avenida que rodea el centro histórico, fue construida en el lugar de una antigua muralla que protegía a la ciudad y a lo largo de 5 kilómetros que pasa por muchos de los edificios y monumentos más visitados. Permite subir a un tranvía y disfrutar de las vistas de sus parques y edificios como la Ópera, el Parlamento, el Museo de Bellas Artes o el Palacio del Hofburg. La Catedral de San Esteban es, quizás, el edifico religioso más importante de Austria, allí fue donde se celebró la boda y el funeral del genio de la música, Wolfgang Mozart. Está ubicada en la Plaza de San Esteban, y fue levantada sobre las ruinas de dos viejas iglesias; sobresalen sus torres, sus tejados de azulejos y una de las más bellas vistas del centro de Viena. En el interior de la catedral no puedes perderte la imagen del Cristo crucificado, las Catacumbas, la Campana Pummerin y el Púlpito de Pilgram. El Palacio Hofburg, el más grande y antiguo de Viena, es otro de los palacios que hay que visitar. Es enorme! En el conjunto están las habitaciones imperiales, el Museo de Sissí, una iglesia, y la Biblioteca Nacional Austriaca, entre otros. El palacio fue la residencia oficial de los Habsburgo durante mucho tiempo y ahora lo es del presidente de Austria. Hay muchos otros lugares para visitar, y por supuesto la elección de los listados aquí fue totalmente subjetiva. Lo que sí es seguro es que tiene que preparar su cámara porque lo que verá será digno de recordar por siempre. Disfrute su viaje!

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Riga, una ciudad de ensueño

Riga, la bellísima Riga. Esta ciudad forma parte del Patrimonio Mundial de la humanidad. Su hermoso centro estilo medieval, los antiguos barrios suburbanos de los siglos XVIII y XIX establecidos según un plan en damero, o sea constituida por cuadrados o rectángulos que alternan en dos colores, y un semicírculo de bulevares que datan del siglo XIX, le merecieron estar en esta lista. Desde el siglo XIII, la mayoría de los edificios de Riga son construidos en piedra. Riga es la capital de Letonia, país de la región báltica de Europa del Norte, con una población que no llega a los 2 millones. Es pequeñita, tan solo tiene un territorio de 64 mil 589 km².   Tiene un clima templado y es una república parlamentaria democrática. Riga fue, en el 2014 la capital cultural de Europa. Su moneda es el euro y el letón es la lengua oficial. Se trata de un Estado unitario, formado por nueve ciudades. Su centro histórico se encuentra en la península entre el cruce de los ríos Daugava y Ridzene. Para conocerla bien no hay nada mejor que caminar, caminar y mirar con los ojos del alma. Tiene callecitas muy bellas, en donde se pueden admirar fachadas estrechas tal como la “Casa de los Tres Hermanos” que data del siglo XV. También cuenta aún con numerosas iglesias medievales. La Catedral, que su construcción se iniciara en 1211, fue objeto de diferentes ampliaciones y trabajos de reconstrucción en la baja Edad Media y en la época Moderna, lo que explica que ahora cuenta con elementos romanos, góticos, manieristas, barrocos, clásicos y neogóticos. A finales del siglo XIX, se establecieron nuevos suburbios y se construyeron grandiosas casas de estilo art nouveau. Los arquitectos letonianos, influenciados por Finlandia, agregan un toque original a este estilo y dan nacimiento a un nuevo movimiento de romanticismo nacional. Riga era un antiguo establecimiento de los livonianos, fundada en 1201 por el obispo de Livonia. Antes ya había sido creada por mercaderes alemanes en la desembocadura del Daugava en 1158. Así se constituyó en uno de los centros comerciales más importantes del mar Báltico. Pasó a formar parte de Polonia, de Suecia, y finalmente en 1710 fue ocupada por los rusos. El 1914 era la tercera ciudad del imperio ruso. En 1918 se independizó y se convirtió en la Capital de la República de Letonia. En 1940 la URSS ocupó por la fuerza el país, y durante el 1941 hasta 1944 fue ocupada por los alemanes, sufriendo graves daños y la aniquilación de la mayoría de su población judía. Desde 1945 hasta 1991 fue capital de la República Socialista Soviética de Letonia, y desde el 1991 es nuevamente un país independiente. En el museo de la ocupación rusa de Letonia se relata la historia de la ocupación del país paralelamente con la Segunda Guerra Mundial, y explica cómo se vivió en el país hasta 1991. El museo es gratuito, y es uno de los imperdibles. Es pequeños por lo que no le tomará mucho tiempo recorrerlo. Más al centro de la ciudad se encuentra la catedral, y la iglesia de San Pedro, y desde tu parte más alta se puede apreciar un paisaje precioso. Estas calles no pueden ser mejor recorridas que a pie. Terrazas coloridas llenas de plantas, donde es obligatorio detenerse a tomar algo fresco en el verano. En la ancha avenida de Brividas, se encuentra el espectacular monumento de la Libertad, desde donde se proclamó la independencia de Letonia en 1991. Siempre rodeado por soldados haciendo guardia, es un punto de para hacer fotos. Cerca está la Ópera de Riga, y algunos restaurantes para comer a buen precio. Esta ciudad tiene muchos espacios verdes, donde siempre encontrará paseantes tumbados a la sombra. Caminar por la orilla del río también permite ver una bonita vista de la ciudad, es una ciudad muy tranquila, preciosa, acogedora. La comida típica de Rica es muy parecida a la de Alemania, muchas variedades de carne, condimentos a precios accesibles, los postres son deliciosos. Disfrute de Riga, es de esos lugares a los que siempre queremos volver. Y no olvide tomar fotos, muchas fotos.

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La mítica abadía de Saint Michel

Cuando visita un país, de seguro tiene en mente una lista de lugares imperdibles.  En Francia, se nos vienen muchos a la mente, sin embargo hay uno muy especial: el Monte San Michel (Mont Saint-Michel en francés).  Esta maravilla arquitectónica fue declarada monumento histórico en 1874.   Es una joya religiosa de la época medieval, su origen se remonta al siglo VIII, en el 708 cuando Aubert, obispo de Avranches, mandó construir en el Monte Tombe un santuario en honor del Arcángel San Miguel. A ratos isla, a ratos parte de la tierra firme.  Con la marea la estructura queda rodeada de agua, una isla con muchas historias. Al caminar por sus callejuelas es inevitable imaginar a soldados, mujeres y hombres vestidos a la usanza de la época; y hasta quien sabe ver aparecer a Juana de Arco, aunque no era su área de movimiento usual, la historia narra que se declaró devota de San Miguel, no sería nada raro, que en su andar peregrino, caminara por estas callecitas. Si estos muros hablaran, hablarían de devoción, de historia y quien sabe de conspiraciones tan propias de la época. Primero se construyó la iglesia de San Miguel, y poco a poco fue ampliándose mientras se convertía en un lugar de peregrinación.  El recinto cuenta con tres niveles y más de 20 salas, entre las que destacan varios edificios religiosos románicos, el conjunto gótico apodado “la Maravilla”.   Una de las estancias más hermosas e imponentes de la abadía son sus bóvedas y capiteles  colocados en 24 metros a lo largo.En el interior del Mont Saint-Michel destaca el bello claustro anglonormando del siglo XIII.  Cuando la marea sube, el Mont Saint Michel queda aislado por las aguas del mar y las del río Couesnon. Un largo puente lo une con tierra firme. Esta situado en una pequeña isla rocosa del estuario del río Couesnon, en la región de Normandía, en el noroeste de Francia. El nombre en latín durante la Edad Media era Mons Sancti Michaeli in Periculo Mari. Esta isla es además el centro natural, a falta de ser el centro geográfico, del pueblo de Monte Saint-Michel, perteneciente al cantón de Pontorson, en el departamento francés de la Mancha. Una estatua de san Miguel Arcángel colocada en la cumbre de la iglesia abacial se erige a 170 metros por encima de la orilla. Los numerosos edificios del lugar están individualmente clasificados como monumentos históricos o inscritos en el inventario suplementario de los monumentos históricos. El conjunto está declarado como un gran sitio de Francia, por lo tanto dentro de la lista de lugares que son de obligatoria visita.

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Al otro lado del Cauca

El Río Cauca alimenta a unos 7 departamentos de la República de Colombia, unos 180 municipios; entre ellos Santa Fe.  Es el segundo en importancia, y sustenta la productividad de sus riberas: una intensa actividad agrícola como producción de azúcar y café.  También beneficia la generación de electricidad. Un gran atractivo es el Puente de Occidente, que une los municipios de Olaya y Santa Fe. Cruzando este puente, de 291 metros de ancho, a unos 5 minutos de camino encontramos la Hostería Florida Tropical, un bellísimo y apacible lugar donde divisamos cabañas muy acogedoras.  A este grupo de turistas, se nos recibió en una chiva que nos llevó hasta un almuerzo típico. El puente se cruza fácil, hay taxis que llevan a los turistas que llegan a Santa Fe y que buscan un lugar apartado para descansar, con todas las comodidades. ¿Y el almuerzo? Pues no esperábamos algo tan delicioso, definitivamente nos sorprendieron gratamente. Al llegar a la hostería nos acercamos al área del lago, donde las mesas estaban dispuestas para el grupo. Y allí conocimos el fiambre paisa, un envuelto que está compuesto por arroz, chorizo, chicharrón, carne molida, huevo duro (también puede ser frito), y tajada de plátano maduro.  Todo esto está precedido por una arepa asada y jugo de tamarindo.  Esta es la forma como los ancestros transportaban sus comidas al ir al campo a trabajar.  No pudieron tener mejor idea.

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